Vivo en una ciudad pequeña donde habia pequeñas tiendas y pequeños supermercados cuyos dueños eran personas que, aunque de oidas, uno conocía. Primero llegó un supermercado mas grande, el DECA, y todo parecía seguir igual. Con el tiempo llegó el Lider y varias cadenas de tiendas y farmacias instalaron sucursales en el centro. Cerró el almacén "La Campana" y un dejo de nostalgia entremezclado con temor se dejó sentir en los habitantes mas antiguos de la ciudad. Empezamos adquiriendo tarjetas de crédito que nos permitían comprar sin dinero pagando en cómodas cuotas, pero algo olía mal, una tarde cualquiera escuché el rumor, El lider, el supermercado mas grande había sido comprado por una transnacional que queria deshacerse de todos los productos cubanos y venezolanos. Algunas personas llegaban en camionetas a comprar ron Habana Club para aprovechar "la oferta". Entonces me asusté, sabía del bloqueo económico a Cuba pero nunca lo habia visto tan de cerca, tan "real". De pronto todo se volvió Unimarc y productos A Cuenta. Con las tarjetas de crédito recordé lo que sabía de las fichas que usaban en las salitreras, la flexibilidad laboral me hizo sentido, habia noticias de la aplicación de una ley antiterrorista a los hermanos mapuches, mientras en algunos pocos sitios de internet veía noticias que no aparecían en la televisión ni oía en las radios mas populares. Había que saber usar un computador y tenerlo a mano para enterarse de lo que sucedía en otros rincones de la tierra y, por supuesto, tener la voluntad de hacerlo, después de todo es tanta la información y tan corta la vida que ¿por qué mi vecina querría ocupar internet para informarse, pudiendo sólo divertirse con lo que está de moda?...escuché un concepto, una idea; "ampliar el espectro del deseo" y desde entonces he pasado buena parte de mi tiempo buscando la forma de hacerlo, de educar, motivar el pensamiento crítico y crear conciencia.
Conciencia de que la belleza de este planeta se nutre en la diversidad.
